jueves, 4 de noviembre de 2010

¡CHISPAS!

El Banco Mundial (a través de Doing Business) informó ayer que ¡México es el mejor lugar para abrir un changarro en toda América Latina! Así es, lo leyó bien: El país donde está la ciudad más peligrosa (Ciudad Juárez, Chihuahua) y el hombre más acaudalado del orbe (Carlos Slim), ocupa el lugar número 35 del ranking de las naciones que más facilidades ofrece para hacer negocios en su territorio (tramites, permisos, pago de impuestos, etc), incluso por encima de Brasil y Chile, e inmediatamente después de Estados Unidos y el Reino Unido. ¡Esta sí es una buena noticia! (Aplausos, México)

Nada qué ver con la mala vibra anunciada, ayer también, de la inminente quiebra financiera del Instituto Mexicano del Seguro Social, en boca del propio Presidente Calderón, quien en 2009 también liquidó la Compañía de Luz; mucho menos con el anuncio (antier) de la Asociación Mexicana de Gasolineras: que continuarán los gasolinazos durante todo el 2011 (incremento del costo de la gasolina: 8 centavos cada mes); ni qué decir de otro anuncio de ultratumba: los 10 mil muertos que ha dejado la guerra de Calderón contra el narcotráfico en los diez meses que van del 2010 (1000 personas ejecutadas cada mes).

Y, bueno, qué decir, si para rematar (nótese el lenguaje en boga) y acabar con las buenas noticias, la revista Forbes anuncia hoy que el segundo hombre más poderoso e influyente de México, después del señor Slim, no es el Presidente, ni un político encumbrado, ni el cantante de moda, ni el líder religioso (¡No, señor!). ¿Entonces quién? Mmmm... ¡Es correcto! Muy bien, le atinó: Joaquín Guzmán Loera, alias el Chapo. Sí, el temido narcotraficante que se fugó hace diez años de la Cárcel de Máxima Seguridad de Puerta Grande, perdón, Puente Grande. Este hombre es hoy quien dice qué, cómo, cuándo y dónde sobre el teje y maneje de la que era nuestra república mexicana, una nación convertida hoy en balacera permanente.

Sin embargo (qué poco dura el buen ánimo), eso es lo de menos. No haga caso. Lo importante es aprovechar las buenas noticias. ¿No lo cree? Basta de querer ver siempre lo malo de las cosas. Seamos optimistas.

¡A invertir señores, que éste es el paraíso del business! ¡Vengan! ¡Vengan! Por aquí tenemos la industria eléctrica… O, si lo prefiere, el transporte público… ¿Una carretera? ¡Claro que sí! ¡Mire, la seguridad social requiere de emprendedores como usted! Por la legislación no se apure… ¿Los impuestos? Bah, ¡Faltaba más! Pásele por aquí… No olvide ponerse el chaleco antibalas.

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