viernes, 26 de noviembre de 2010

¡CHISPAS!

¿A QUIÉN DESNUDAS CUANDO TE DESNUDAS?

Diez hermosas mujeres mexicanas han robado la atención, cámaras y tinta de los principales medios de comunicación masiva. Ellas son jóvenes, sensuales, atrevidas… y desempleadas.


Así es, después de haber sido despojadas de su fuente de empleo como sobrecargos de aviación, desde hace 5 meses (junto con otras mil 200 de sus compañeras), ante la absoluta irresponsabilidad patronal y el desinterés gubernamental por resolver su situación, estas chicas que con amable sonrisa y parsimonia atravezaban el pasillo de un avión, invitándonos a responderles suavemente, “sí señorita, cómo no, con todo gusto, gracias”, han decidido quitarse la ropa de trabajo y entallarse sugerentes y breves prendas frente a una lente fotográfica que las trasladará al mundo de las quimeras y deleites masculinos, a bordo de un sexy calendario.

¿Cómo? Sí. Recuerde que vivimos en México. Aquí todo es posible. Debido a la enésima quiebra financiera de Mexicana de Aviación, aerolínea propiedad del empresario mexicano Gastón Azcárraga (¿Cuándo ha visto al apellido AZCÁRRAGA relacionado con fracasos en los negocios? ¿Será que el gran negocio fue el fracaso?), diez aeromozas tuvieron que reunir sus ahorros y vender algunas pertenencias para auto emplearse en este sui generis proyecto visual que, además de proporcionarles el sustento familiar, hará posibles las fantasías de no pocos aeroviajeros consuetudinarios por la mínima cantidad de 149 pesos, claro, sin cobro de impuestos por “uso de aeropuerto”.

Ellas sólo quieren “volver a volar”, lo han dicho ante cámaras y micrófonos que, de no haberse atrevido a mostrar “un poquito más de sí mismas”, quizá jamás las hubieran volteado a ver. Por otro lado, es fácil pensar que su “atrevimiento” obedece a una forma “sexy” de protesta (como lo hicieron sus colegas madrileñas, en marzo pasado, ante una situación similar de despido injustificado). No, ellas no quieren hacer política; tampoco quieren buscar trabajo en otros vuelos o giros más románticos. No. Simplemente quieren llevar el pan a sus mesas y sostenerse mientras esperan (como si la aplicación de las leyes mercantiles y laborales fuera una cuestión de tiempo) ser una de las 375 sobrecargos “afortunadas” que logren ser recontratadas por los emergentes accionistas, que harán el favor de rescatar la aerolínea que hace agua, con la anuencia cómplice de su sindicato.

“Lo hicimos para generar ingresos […]. Es una demostración de las ganas que tenemos de recuperar nuestros empleos”, declaró Delmy Padilla al periódico La Jornada (24 de noviembre, 2010, pág 20). Ella es economista y acepta que en el ejercicio de su profesión “no ganaba nada”, por eso eligió dedicarse a volar. Ahora ni eso puede hacer. Como ésta, imagínese usted mil 200 historias más.


¿Hasta dónde llegarán con su atrevimiento? ¿Provocarán la incorporación de otras compañeras al sexy calendario; sensibilizarán a la opinión pública y a los nuevos patrones para su recontratación; harán mucho dinero con su calendario; se convertirán en celebridades del Canal de las Estrellas; aceptarán la propuesta indecorosa de la revista del conejito?

Lo que sí es seguro, estas diez mujeres con su sexy calendario –sin desnudarse—, de pronto nos han desnudado a todos. Dejan en cueros a una sociedad harto morbosa y solícita a la trivialización de los asuntos de interés público (¡Carajo, en qué país dejan sin empleo a tantos trabajadores sin que se mueva un ápice la conciencia social!). Nos confirman que en la mediocracia mexicana la nota es lo voluptuoso, lo insólito, lo cool. Y que la transgresión a la ley y el derecho al trabajo es lo cotidiano, lo intrascendente, lo que abunda.

Se atribulan y cuchichean las buenas conciencias; se frotan las manos editores y dueños de la marquesina; el poder político mira por el rabillo; el empresario, inmaculado… ¿Y la sociedad? Haciendo fila, antes de que se acaben.

DESCARGA FINAL: ¿Por qué no hacemos un sexy calendario donde quepa la nación entera? ¡Desnudémonos pues, todos! A ver si así nos hacen caso y se acaba esta pesadilla llamada Felipe Calderón… Pero tengan cuidado: “El que se mueve no sale en la foto”.

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